Humanismo Soka
La organización predecesora: la Soka Kyoiku Gakkai
La Soka Gakkai (literalmente, «Sociedad para la creación de valores») se fundó el 18 de noviembre de 1930. En sus orígenes, fue un grupo de estudio formado por educadores, llamado Soka Kyoiku Gakkai (Sociedad pedagógica para la creación de valores). Su fundador y primer presidente, Tsunesaburo Makiguchi (1871-1944), fue un escritor y educador que, inspirado en el budismo de Nichiren, se consagró a la reforma de la educación japonesa. Makiguchi solía referirse con orgullo a sus orígenes humildes. Debido a la estrechez financiera de su familia, se vio obligado a interrumpir sus estudios al término de la escuela primaria para contribuir en la economía familiar. No obstante, el joven Makiguchi aprovechaba cada oportunidad para leer y estudiar, y no tardó en mostrar una especial capacidad para la docencia. Era tan firme su deseo de aprender, que las personas con quienes él trabajaba realizaron una modesta colecta para que pudiese asistir a la escuela normal superior, en la cual se graduó a los veintidós años.
El surgimiento de un fiel sucesor: Josei Toda
Josei Toda nació el 11 de febrero de 1900, en lo que es actualmente el barrio de Shioya, de la ciudad de Kaga, situada en la prefectura de Ishikawa. Alrededor de 1902, la familia Toda se trasladó al pueblo de Atsuta, en Hokkaido.
Allí, el joven Toda cursó sus estudios y se graduó en la escuela elemental. Aunque había comenzado a trabajar a temprana edad, siguió estudiando por su cuenta y aprobó el examen de certificación para ser profesor; de ese modo, comenzó su carrera como docente.
En agosto de 1920, mientras Makiguchi era director de la Escuela Primaria de Mikasa, un joven maestro se presentó ante él para pedirle un puesto como docente: se trataba de Josei Toda. El joven manifestaba una gran convicción cuando hablaba sobre la educación; llegó hasta prometer a Makiguchi: «Convertiré en sobresalientes incluso a los estudiantes más rezagados». Desde aquel momento, mentor y discípulo fueron inseparables. En aquel entonces, el maestro Makiguchi tenía 48 años y Toda, 19.
Hacia la fundación de la Soka Kyoiku Gakkai: la sagaz visión de Tsunesaburo Makiguchi
La vida del profesor Makiguchi experimentó un gran cambio en junio de 1928, cuando conoció el budismo de Nichiren. Desde muy joven, Makiguchi había sentido la imperiosa necesidad de abrazar una religión. Como intelectual, le daba suma importancia al pensamiento lógico y científico, y por ello había intentado encontrar respuestas a sus inquietudes espirituales en diversas filosofías. Cuando encontró las enseñanzas de Nichiren Daishonin, comprendió que no solo no contradecían los principios que él sostenía, sino que lo ayudaban a sustentar plenamente la teoría educativa sobre la que venía trabajando desde hacía tiempo. Decidió abrazar esa enseñanza en 1928, a sus 57 años. Recordando ese momento, señaló: «Con indescriptible alegría, llegué a renovar mi forma de vivir durante casi sesenta años». Por su parte, Toda, siguiendo a su mentor, decidió ese mismo año convertirse al budismo del Daishonin.
Para Makiguchi, fomentar la autonomía del pensamiento en sus estudiantes era más importante que impartir información de manera unilateral. Su teoría de la educación creadora de valor hacía hincapié en el desarrollo del pensamiento independiente y la expresión del potencial ilimitado de cada niño y adolescente. Makiguchi y su estrecho colaborador, Josei Toda, extendieron el interés inicial de la Soka Kyoiku Gakkai —limitado a la reforma educativa— y lo ampliaron a la difusión del budismo Nichiren como vía para la transformación social, a partir del cambio interior de los individuos. Así, el grupo inicial se convirtió en una organización de membresía más amplia, formada por varios miles de integrantes.
Fue en febrero de 1929 cuando Makiguchi visitó la casa de Toda y, en una conversación que se extendió hasta la medianoche, le planteó: «Hasta ahora, ningún director de escuela primaria ha propuesto una reforma de la educación japonesa. Yo quiero plantear mi teoría pedagógica para ayudar a las futuras generaciones de directores de escuela». Comprendiendo la trascendental importancia que tendría la obra de su maestro, Toda decidió encargarse personalmente de sistematizar y publicar la teoría educativa esbozada por Makiguchi. Éste había volcado sus pensamientos en numerosas anotaciones hechas en papeles diversos, como los márgenes de libros o incluso detrás de volantes publicitarios. Toda se encargó de ordenar y sistematizar esas ideas. Finalmente, el 18 de noviembre de 1930 se publicó el primer volumen de Soka kyoiku taikei (Sistema pedagógico para la creación de valores), cuyo autor era Tsunesaburo Makiguchi. Como editor de la obra figuraba el joven apasionado Josei Toda, y como empresa editora, aparecía la Soka Kyoiku Gakkai (Sociedad pedagógica para la creación de valores). Por ese motivo, se señala ese día como el de la fundación de la Soka Kyoiku Gakkai (antecesora de la actual Soka Gakkai).

La oposición al militarismo: la resistencia de maestro y discípulo
El militarismo nacionalista fue creciendo en el Japón durante la década de 1930, hasta culminar, en 1941, con el ingreso del país en la Segunda Guerra Mundial. La firme negativa de Makiguchi y de Toda a transigir en sus convicciones y su resistencia a cooperar con el régimen militarista imperante determinaron, en 1943, la detención y el encarcelamiento de ambos como «delincuentes ideológicos». Ante fiscales y jueces, el presidente Makiguchi expuso valientemente las enseñanzas de Nichiren Daishonin, sin rendirse jamás ante la opresión del poder. Incluso les explicaba los principios del budismo, con claridad y paciencia, a sus carceleros y a los policías que lo torturaban.
La represión del gobierno significó el desmantelamiento de la Soka Kyoiku Gakkai. Pese a la presión de sus interrogadores para hacerlo renunciar a sus principios, Makiguchi mantuvo sus creencias y falleció en su celda el 18 de noviembre de 1944.
El renacimiento de la Soka Gakkai: la inmensa lucha de Josei Toda
Josei Toda sobrevivió al confinamiento y recuperó la libertad el 3 de julio de 1945, poco antes de que la guerra terminara. En prisión, había estudiado el Sutra del loto y había entonado Nam-myoho-renge-kyo asiduamente. En medio de ese suplicio extremo, y basado en la fe, forjó la convicción de que su misión era propagar ampliamente el mensaje del Sutra del loto de la dignidad de la vida, labor a la cual dedicaría el resto de su vida.

Tiempo después, se refirió a su esclarecimiento en prisión diciendo:
«El maestro Makiguchi, con su inmenso amor compasivo, me permitió que lo acompañara incluso a la cárcel. Gracias a ello, pude leer con todo mi ser el pasaje del Sutra del loto que dice: «Las personas que habían conocido la Ley vivieron en distintas tierras de Buda, aquí y allá, y renacieron constantemente en compañía de sus maestros». El beneficio que obtuve fue llegar a comprender mi existencia anterior como Bodisatva de la Tierra y absorber con todo mi ser, aún en pequeña medida, el significado del sutra. ¿Podría haber acaso una felicidad más grande?»
El 3 de mayo de 1951, luego de haber sobrepasado un sinfín de dificultades, Josei Toda asumió como segundo presidente de la Soka Gakkai. Aunque en ese momento la membresía de la organización superaba apenas los 3000 miembros, en su discurso inaugural Toda anunció su objetivo de concretar el ingreso de 750.000 familias, siguiendo el anhelo de establecer una sólida base para el kosen-rufu del Japón. Así, promovió una práctica activa del budismo de Nichiren con un firme compromiso social, como medio para que las personas superen obstáculos y cultiven esperanza, confianza, valor y sabiduría interior.
Creó el término «revolución humana» para expresar la idea central de las enseñanzas del Daishonin: que todos podemos manifestar la iluminación en esta existencia y transformar nuestra vida. Este mensaje halló especial eco en los sectores más vulnerables de la sociedad japonesa.
El 8 de septiembre de 1957, el maestro Toda lanzó una apasionada proclama por la abolición de las armas nucleares, afirmando que todas las personas del mundo tenían el derecho inalienable a la vida y que las armas nucleares representaban el aspecto más oscuro del corazón humano. Asimismo, exhortó a los jóvenes de la Soka Gakkai a que se esforzaran juntos hacia esta meta. Este alegato fue el inicio del movimiento pacifista de la organización.
Poco tiempo después, en una ceremonia celebrada el 16 de marzo de 1958, Toda confió a los jóvenes el futuro desarrollo de la Soka Gakkai. En dicho encuentro, muy cerca de él, había un joven llamado Daisaku Ikeda, quien grabó a fuego esas palabras de su mentor.
Toda partió serenamente de este mundo, el 2 de abril de 1958, habiendo concretado que la Soka Gakkai se convierta en un dinámico movimiento con más de 750.000 familias en todo el Japón, cumpliendo así el compromiso personal que había asumido con su maestro Makiguchi.
Un discípulo se pone de pie: el esfuerzo de Daisaku Ikeda por hacer realidad la visión de su mentor

Fue un 14 de agosto de 1947 cuando, invitado por dos jóvenes amigos, el joven Ikeda asistió por primera vez a una reunión de la Soka Gakkai. Allí, conoció a Josei Toda, quien se convertiría en su mentor para toda la vida. Ese día, el señor Toda brindó una disertación acerca del escrito de Nichiren Daishonin titulado «Sobre el establecimiento de la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra». Al finalizar la disertación, el joven Ikeda le hizo varias preguntas, como: «¿cuál es la forma correcta de vivir como ser humano?». Ante las respuestas claras, lógicas y convincentes de Toda, en las que palpitaban las profundas convicciones que había mantenido incluso durante su encarcelamiento, el joven Ikeda quedó conmovido. En aquel momento, Josei Toda tenía 47 años y Daisaku Ikeda, 19.
Diez días después de ese encuentro, el 24 de agosto de 1947, Ikeda ingresó en la Soka Gakkai. Desde aquél entonces, y de la misma manera que Toda lo hizo con el maestro Makiguchi, dedicó sus años juveniles a hacer realidad la visión de una sociedad de paz, igualdad y dignidad para cada persona que su mentor avizoraba.
Finalmente, el 3 de mayo de 1960, Daisaku Ikeda sucedió a Toda en la presidencia de la Soka Gakkai. Ikeda tenía 32 años. Sin embargo, aquel día, afirmó: «Aunque soy joven aún, desde hoy permítanme asumir el liderazgo como representante de los discípulos del presidente Toda y avanzar otro paso hacia la realización del kosen-rufu».

A partir de entonces consolidó la estructura de la organización en Japón y trazó los cimientos de un movimiento global. El 2 de octubre de ese año, el presidente Ikeda dio el primer paso del kosen-rufu mundial, al emprender un viaje de aliento por América del Norte y Sudamérica. En enero de 1961, viajó también a Asia, visitando Hong Kong, la India e Indonesia, y en octubre se dirigió a Europa. En estos viajes, y en otros, incontables, que realizó posteriormente, estableció las bases para una amplia propagación en todo el mundo.

Por otro lado, con el propósito de fortalecer la solidaridad en bien de la paz, Ikeda fundó diversas instituciones afiliadas en las áreas de la cultura y las artes, las investigaciones sobre la paz y la educación.
Además, para materializar los principios educativos de los maestros Makiguchi y Toda, fundó las Escuelas Soka de Enseñanza Secundaria Básica y Superior (1968) y la Universidad Soka (1971). Actualmente, existen instituciones educativas Soka en distintos lugares del mundo, que abarcan jardines de infancia, la enseñanza primaria, la universidad e incluso los estudios de posgrado. Todos se encuentran basados en la teoría pedagógica para la creación de valores expuesta por el maestro Makiguchi.
Algunos años más tarde, el 26 de enero de 1975, se fundó la Soka Gakkai Internacional (SGI), institución de carácter global que agrupa a las organizaciones autónomas de la Soka Gakkai en todo el mundo.

Por su parte, en el año 1983 la SGI fue acreditada como «organización no gubernamental de carácter consultivo» en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC). Desde ese mismo año, y hasta el 2022, en conmemoración de cada 26 de enero, Día de la SGI, el presidente Ikeda presentó anualmente propuestas de paz ante las Naciones Unidas, que atrajeron la atención de todo el mundo.
En noviembre de 1991, luego de haber apoyado su desarrollo durante décadas, la Soka Gakkai formalizó su desvinculación del clero de la Nichiren Shoshu encabezado por Abe Nikken. Liberada del sesgo autoritario y ritualista que el clero le imponía, inició su verdadera independencia espiritual. En 2008, beneficiada por esta mayor libertad para adaptarse a las culturas locales y al mundo moderno, la organización expandió su membresía a 192 países y territorios del mundo.
En noviembre de 2013, se inauguró la Sede del Gran Juramento del Kosen-rufu en Shinanomachi, Tokio, donde los miembros de la Soka Gakkai del mundo pueden recitar juntos Nam-myoho-renge-kyo, renovar su promesa de trabajar por la paz y profundizar su compromiso de compartir la filosofía del budismo Nichiren que empodera y eleva la vida. El edificio, a lo largo de su fachada norte y sur, tiene ocho pilares que simbolizan el pasaje de ocho caracteres del Sutra del loto: «Deberás ponerte de pie y saludarlo desde lejos, con el mismo respeto que mostrarías a un Buda». Esto representa el espíritu esencial de la Soka Gakkai de atesorar a cada individuo como un Buda.

Daisaku Ikeda falleció por causas naturales en su residencia de Shinjuku, Tokio, el 15 de noviembre del 2023, a los 95 años. En el epílogo de su novela de treinta volúmenes La nueva revolución humana, en la que narra la historia de expansión de la Soka Gakkai y deja guías claras para los discípulos del futuro, el maestro Ikeda escribió: «Mientras haya sufrimiento y aflicción en nuestro planeta, debemos seguir tejiendo, con audacia, creatividad y diversidad de colores, este magnífico tapiz de victoria humana que es el kosen-rufu. Por eso, la marcha del maestro y los discípulos para cumplir el gran juramento del kosen-rufu es un periplo sin fin».[1]
CITAS
1 IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, Buenos Aires: Azul Índigo, 2021, vol. 30 (parte 2), pág. 230.