Humanismo Soka
Un hito histórico para la humanidad
Después de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, el mundo compartía un deseo en común: evitar que las atrocidades de la guerra se repitieran. En ese contexto, en 1948, la ONU fomentó abrir el diálogo y encontrar un punto en común con el afán de establecer principios universales que protegieran la dignidad y los derechos de todas las personas.
Lograr que tantos países estuvieran de acuerdo en 1948 fue un verdadero hito histórico: La Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) fue el primer documento en reconocer los derechos inherentes a todas las personas, sin importar su raza, religión, género, clase social o nacionalidad. Este compromiso revolucionario estableció una base ética y legal que inspiró constituciones, leyes y tratados internacionales en todo el mundo, consolidando la idea de que la dignidad humana es universal e inalienable.
Un dato curioso es que, a pesar de las tensiones políticas de la época (la Guerra Fría estaba en su auge), 48 países votaron a favor, mientras que ninguno votó en contra. Esto demuestra el deseo común de construir un mundo más justo y pacífico.
A su vez, la DUDH está disponible en más de 577 lenguas, desde el abjasio hasta el zulú, siendo el documento más traducido en todo el mundo.
El proceso de una Declaración Universal
La Declaración fue redactada por un comité formado por representantes de diversas regiones y tradiciones culturales, asegurando que el documento no reflejara solo una visión occidental. La figura clave fue Eleanor Roosevelt, presidenta del Comité de Derechos Humanos, pero también participaron personalidades como Pen-Chun Chang, Charles Malik y Hansa Mehta.
Cabe destacar que las delegadas de varios países desempeñaron un papel clave para que los derechos de la mujer fueran incluídos en la Declaración. Hansa Mehta de India fue quien abogó por un lenguaje inclusivo que representara mejor a las mujeres. Es conocida por cambiar la frase "Todos los hombres nacen libres e iguales" por "Todos los seres humanos nacen libres e iguales" en el Artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.
Tejiendo una cultura de derechos humanos
Eleanor Roosevelt expresó: «¿Dónde comienzan los derechos humanos? En pequeños lugares, cerca de casa. Lugares tan cercanos y tan pequeños que no pueden encontrarse en ningún mapa del mundo».
Aunque la DUDH sentó las bases para muchas constituciones y leyes en el mundo, la realidad nos recuerda que los derechos humanos aún no son una realidad para todos. Desde la desigualdad de género hasta las crisis de refugiados y los conflictos armados, el Día de los Derechos Humanos nos invita a reflexionar: ¿cómo podemos, cada uno de nosotros, ser parte del cambio?
En su Propuesta de Paz del año 2018, titulada: «La construcción de un movimiento popular hacia una era de los derechos humanos», Daisaku Ikeda señala que: «Los hilos que forman una cultura de los derechos humanos se tejen entrelazando experiencias de alegría compartida con los semejantes».[1] Ampliar las redes de solidaridad entre las personas compartiendo tanto la alegría como los sufrimientos, es esencial para forjar una cultura verdaderamente auténtica de derechos humanos.
El 10 de diciembre, es una fecha que se celebra en todos los países por igual y nos invita a reflexionar sobre uno de los compromisos más revolucionarios de la historia: garantizar y proteger los derechos fundamentales de todas las personas, en todos los rincones del mundo. Nos impulsa a comprender que la defensa de los derechos humanos comienza en nuestras acciones cotidianas, en cómo tratamos a los demás y en cómo promovemos la igualdad en donde nos encontramos.
CITAS:
[1] Véase https://www.daisakuikeda.org/es/sub/resources/works/props/2018-peace-proposal.html