Humanismo Soka
Luego de la inundación a gran escala ocurrida el 7 de marzo en Bahía Blanca, en la ciudad palpitaba un clima de desesperanza. Pero allí, entre los vecinos, se encontraban los miembros de la SGIAR, quienes, a pesar de haber perdido todo y encontrarse en circunstancias de gran necesidad, se esforzaron con denuedo en ofrecer toda la ayuda posible y un cálido aliento a cada uno de los vecinos.
Ante el estado de crisis, habitantes de todo el país respondieron con espíritu solidario y realizaron contribuciones para ayudar a los damnificados.
A su vez, los integrantes de Acción Solidaria Soka acudieron sin demora a prestar ayuda en todo lo necesario. Realizaron dos viajes: en el primero, se entregaron donaciones para las familias damnificadas de una tonelada de alimentos no perecederos, ropa, y elementos de limpieza e higiene personal; en el segundo viaje, realizado el pasado sábado 5 de abril, se entregaron colchones nuevos, alimentos no perecederos, agua potable, insumos de limpieza y butsudantes para los miembros que lo necesitaban, realizados en menos de una semana por un integrante del Departamento de Señores de la SGIAR. Estas donaciones fueron posibles gracias al sincero esfuerzo de los miembros y amigos.
Los integrantes de Acción Solidaria Soka también ofrecieron su apoyo a la comunidad: además de entregar las donaciones, también colaboraron con la limpieza y restauración de los muebles y casas.


Cuando los miembros de la familia Soka recibieron las donaciones, con mucho agradecimiento, también eligieron repartirlas entre sus vecinos, asegurándose de que a nadie le faltara lo necesario. Aunque algunos no tenían alimentos para ellos mismos, decidieron compartir lo que recibieron con los demás. Desde el día de las inundaciones, los miembros se vienen esforzando de buen ánimo, con la absoluta decisión de transformar esta adversidad en un triunfo para toda la ciudad. Alentándose mutuamente, compartieron en su comunidad la voluntad de no ser vencidos ante nada, y, sin caer en la resignación, reviltalizar con esperanza el corazón de cada uno de los habitantes de la ciudad.
Se afirma que, ante la dificultad atravesada, la ciudad salió adelante por la mutua cooperación de los vecinos. Sin dudas, el espíritu de los miembros, basados en una poderosa fe, permitió que esto sea posible.
Las reuniones de diálogo se sostuvieron en cada uno de los rincones de Bahía Blanca. En aquellos oasis de esperanza y armonía, ellos invitaron a sus amigos y familiares, sin dejar a nadie atrás.

El maestro Ikeda afirmó: «Creo que, en el siglo XXI, surgirán valores humanos de capacidad inigualable en América Latina. Precisamente como los pueblos de esta región han superado épocas ed terrible lucha y sufrimiento, podrán conmover el corazón de otros pueblos del mundo y gestar la unión entre ellos. Sin falta, de allí surgirán jóvenes idóneos para brillar en el siglo de los ciudadanos del mundo. El gran novelista argentino Manuel Gálvez (1882-1962), puesto a vislumbrar el futuro de su nación, observó que en Argentina estaba naciendo una nueva etnia humana» [1].
Los jóvenes de la SGIAR de Bahía Blanca transmiten su profunda determinación de hacer de su ciudad «un lugar en el que todos quieran vivir». Encarnando el espíritu de la afirmación de Nichiren Daishonin que expresa «Así y todo, no me he desalentado» [2], manifiestan su gran convicción de transformar el veneno en remedio, y hacer de su lugar, un magnífico faro para toda la Argentina.
CITAS
[1] IKEDA, Daisaku: Mis viajes alrededor del globo: el mundo es mi hogar, Un himno al espíritu de ciudadanía global, desde la Argentina: publicado el 13 de julio de 2003 en el Diario Seikyo, periódico de la Soka Gakkai.
[2] Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág.186.