Humanismo Soka
Estoy seguro de que Nichiren Daishonin, el Buda del Último Día de la Ley, estará aplaudiendo a cada una de las presentes por el compromiso admirable con que se dedican a sus actividades, siempre dispuestas a entablar el diálogo y a orar de corazón por sus semejantes y por el kosen-rufu.
En una carta, el Daishonin escribe: «Ni una vez he pensado en retroceder»[1], con el afán de elogiar a una discípula que, con la misma postura que ustedes, mantuvo una fe firme e imperturbable en medio de las difíciles circunstancias que atravesaba.
Aunque nadie más sea consciente del silencioso empeño con que se esfuerzan cotidianamente, tengan la certeza de que el Daishonin, teniendo muy presente su tenaz dedicación, las estará felicitando sin escatimar palabras de alabanza.
Quiero pedirles que, en lo sucesivo también, avancen en unión armoniosa para expandir la red solidaria de bodisatvas que trabajan por la paz en su amado país, con la seguridad de que cada acción valerosa que emprendan les brindará impresionantes beneficios. Espero que todas, sin excepción, pongan en juego la sabiduría de la fe para que cada jornada de su vida sea realmente valiosa y para construir una existencia plena de satisfacción y de felicidad.
¡Mi esposa y yo estamos siempre orando con absoluta sinceridad para que nuestras preciadas compañeras de fe, gocen de paz y de armonía, y una vida larga, plena, sana y rebosante de optimismo!
¡Cuídense mucho! ¡Les deseo a todas lo mejor!
Junio de 2022,
Daisaku Ikeda
[1] The Great Battle (La gran batalla), en The Writings of Nichiren Daishonin, Tokio: Soka Gakkai, 2006, vol. 2, pág. 465.