Humanismo Soka
El significado del gongyo
El gongyo es una práctica diaria que consiste en recitar partes del Sutra del loto y entonar Nam-myoho-renge-kyo ante el Gohonzon -objeto de devoción del budismo de Nichiren Daishonin-. El buda Nichiren compara el gongyo con el acto de bruñir un espejo de metal: «Es como el caso de un espejo percudido, que, una vez lustrado, refulge como una joya. Una mente nublada por las ilusiones provenientes de la oscuridad fundamental de la vida es como un espejo percudido; pero una vez pulida, sin falta se convierte en un espejo impecable, que refleja la naturaleza esencial de los fenómenos y el verdadero aspecto de la realidad. Haga surgir una profunda fe y lustre su espejo día y noche, con ahínco y esmero. ¿De qué manera lustrarlo? Tan solo entonando Nam-myoho-renge-kyo». [1]
Como indica esta metáfora, el espejo en sí mismo sigue siendo el mismo. Pero cuando se lo lustra, cambia la forma en que funciona. Del mismo modo, a través de la práctica diaria del gongyo, podemos pulir y fortalecer nuestra vida y cambiar positivamente su funcionamiento.
Entonar Nam-myoho-renge-kyo con fe en el Gohonzon representa la «práctica principal». La recitación de los capítulos «Medios hábiles» (2.°) y «Duración de la vida» (16.°) del Sutra del loto potencia el beneficio de la práctica primaria; por eso se la llama «práctica complementaria».
La razón por la cual se leen en voz alta y rítmica estos capítulos, y no otros, es porque contienen los principios medulares del Sutra del loto, la enseñanza que expresa el infinito potencial inherente al ser humano. El capítulo «Medios hábiles» expone el verdadero aspecto de todos los fenómenos, y el capítulo «Duración de la vida» revela el logro de la iluminación del buda Shakyamuni en el remoto pasado, constituyéndose como la doctrina central de la enseñanza esencial (o segunda mitad) de dicho sutra.
¿Por qué es importante realizar la ceremonia del gongyo diariamente?
Cuando realizamos la práctica en forma cotidiana, comenzamos a sentir un torrente de fuerza vital. ¿Pero por qué sucede así? Realizar el gongyo representa una ceremonia donde nuestra vida se fusiona con el universo. El microcosmos de nuestra vida individual armoniza perfectamente con el macrocosmos universal. De forma constante, cada mañana y tarde, hacemos surgir la fuerza vital que sostiene nuestras actividades cotidianas.
Nichiren Daishonin reveló el objeto de respeto fundamental, el Gohonzon, para que podamos tomar contacto con la fuerza de la Ley Mística y manifestarla en nuestra vida cotidiana. Por eso, el segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, expresó: «Lamento usar una analogía tan simple, pero el Gohonzon es como una máquina generadora de felicidad». El universo y nuestra vida son manifestaciones de la Ley Mística, es decir Nam-myoho-renge-kyo. El Gohonzon es, también, la corporificación de Nam-myoho-renge-kyo. Ya que todas las cosas son entidades de la Ley Mística, todas son, en esencia, una entidad única e indivisible.
Por lo tanto, cuando entonamos Nam-myoho-renge-kyo y realizamos el gongyo, nuestra vida y el universo se fusionan como engranajes de una máquina que encajan con perfecta precisión, y comenzamos a movernos en dirección a la felicidad y la plenitud. Entonces, podemos vivir en ritmo con el universo los 365 días del año, en primavera, verano, otoño e invierno, manifestando la energía, la sabiduría y la buena fortuna que nos permiten remontar cualquier problema o sufrimiento.
Cuando encendemos el motor poderoso y revitalizante de la Budeidad, podemos quebrar cualquier situación de estancamiento y dirigirnos sin vacilación hacia la esperanza.
¿Qué digo cuando lo digo?
En un encuentro con el maesto Daisaku Ikeda y representantes del Departamento de Estudiantes Secundarios en Japón, una joven preguntó por qué hacer daimoku y gongyo podía darle beneficios, si ella no entendía su significado. En respuesta a ello, el maestro Ikeda expresó: «Un bebé succiona la leche del seno materno y se beneficia de ella, sin conocer la composición de lo que está bebiendo. El mismo principio se aplica cuando hacemos daimoku y recitamos la liturgia del gongyo. Naturalmente, lo ideal es llegar a conocer el significado, ya que esto nos ayuda a fortalecer nuestra convicción en la Ley Mística. Sin embargo, si este entendimiento no se ve acompañado de la práctica, en última instancia no servirá de mucho. Es difícil captar plenamente el profundo significado de la Ley Mística por medios puramente teóricos. Si observamos el reino animal, cada especie posee una forma específica de comunicación, un "lenguaje" propio. Los seres humanos no podemos entenderlo, pero las aves, por dar un ejemplo, comprenden sin problema el lenguaje de las demás aves. Y los perros se entienden entre ellos... Del mismo modo, los códigos, abreviaturas e idiomas extranjeros son algo incomprensible para quien no sabe descifrarlos. Pero, para el que los conoce, son totalmente claros. Del mismo modo, nuestra voz que recita el sutra durante el gongyo y que hace daimoku se comunica con el Gohonzon, y ese mensaje es totalmente comprendido en el mundo de los budas y bodisatvas. Así que, aunque uno no entienda el significado literal de lo que está diciendo, su voz que hace el daimoku y el gongyo llega a todos los budas, bodisatvas y funciones protectoras que existen tanto en la vida como en el universo. Y, en forma invisible, todo el cosmos se activa en dirección al cumplimiento de estas oraciones». [2]
Esforzarnos día tras día en esta práctica asidua a una suerte de «entrenamiento espiritual», que purifica nuestra vida, y pone en marcha nuestro motor interior durante cada jornada.
Una poesía invencible cada día
En el gongyo matinal y vespertino, la parte inicial que comienza con «Ni yi se son...» («En ese momento, el Honrado por el Mundo...»), que pertenece al capítulo «Medios hábiles» (2.°) del Sutra del loto. Mientras que la parte que comienza con «Yi ga toku but rai...» («Desde que yo logré la Budeidad...»), corresponde a la parte en verso del capítulo «Duración de la vida» (16.°). Tal como indica la expresión «parte en verso», se trata de un poema. Las enseñanzas más importantes de Shakyamuni nos han sido transmitidas en género poético, con un ritmo que resuena en nuestro corazón.
Nichiren Daishonin afirma: «[L]a parte en verso del capítulo “Duración de la vida” constituye el alma de los veintiocho capítulos del sutra [del loto]».[3] Por ello, el gongyo diario es también una ceremonia en la cual, a través de la poesía, recitamos la más sublime oda a la existencia.
Cuando realizamos la práctica del budismo de Nichiren Daishonin, todos los días, oramos por la paz y la felicidad de todos los seres humanos. Esto es algo extraordinario y admirable. Al final de la parte en verso del capítulo «Duración de la vida» (16.°) del Sutra del loto, leemos estas palabras:
Mi pensamiento constante es
cómo hacer para que los seres vivos
accedan al Camino insuperable
y adquieran rápidamente el cuerpo de un buda. [4]
Para decirlo de manera sencilla, esto significa: «Siempre estoy pensando cómo puedo ayudar a todas las personas a cultivar su máximo potencial y ser felices».
Aunque uno no sea plenamente consciente, la ceremonia del gongyo se graba en nuestra vida, despertando nuestra misión personal de lograr una felicidad profunda y de ayudar a nuestros semejantes a superar las dificultades. Al respecto, el maestro Ikeda expresa: «Mi mentor, Josei Toda, decía que la parte en verso del capítulo 16.° es la escritura sobre el Buda y es la escritura sobre nuestra propia vida. La Budeidad no es algo separado de nosotros; es un estado vital eterno que existe en nuestro interior. Este es el mensaje de los versos que recitamos cada día». [5]
Basados en ello podemos afirmar que, cuando realizamos el gongyo, extraemos de nuestro fuero interno el estado de vida más fuerte, genuino, profundo e invencible para perseverar en pos de nuestras metas hasta concretarlas a todas, una por una. Si vemos nuestra vida como un árbol frondoso, la práctica cotidiana es el proceso por el cual fortalecemos las profundas raíces de la fe para crecer hacia grandes alturas.
CITAS
[1] Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 4.
[2] IKEDA, Daisaku: Conversaciones sobre la juventud, material publicado en el Koko Shimpo, periódico del Departamento de Estudiantes Secundarios, el 25 de junio de 1997.
[3] END, pág. 541.
[4] El Sutra del loto, Tokio: Soka Gakkai, 2014, cap. 16, pág. 230.
[5] IKEDA, Daisaku: Traducción del artículo publicado en la edición del 1.° de marzo de 2015 del boletín Futuro, publicación mensual del Departamento de Estudiantes Secundarios de la Soka Gakkai