Humanismo Soka
El segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, solía afirmar la importancia de la felicidad absoluta sobre la satisfacción relativa. Esta última se refiere a realizar uno por uno todos los deseos cotidianos; por ejemplo, tener determinada cantidad de dinero, comodidades materiales, posición social, entre otras cosas. Sin embargo, la dicha genuina que plantea el budismo de Nichiren se logra cultivando un estado de vida de abundante sabiduría y fuerza vital, capaz de superar cualquier tipo de adversidad o de obstáculo; en suma, denota un estado espiritual donde la vida, en sí misma, es una causa de alegría. La verdadera satisfacción y la felicidad más auténtica solo se pueden hallar dentro de uno mismo.
Nichiren Daishonin, quien vivió en Japón durante el siglo XIII, estableció el medio para que todos los seres humanos puedan manifestar este estado de vida inherente –llamado Budeidad– y experimentar, de ese modo, la felicidad absoluta. Cuando las personas desarrollan estas cualidades a través de la práctica budista, pueden direccionar cualquier situación hacia un rumbo positivo y creador de valor. Tal como describe el maestro Ikeda, cuando expresa: «Si uno posee abundante fuerza vital y sabiduría, puede sonreír aun mientras confronta las adversidades [...] la Ley Mística es el origen de la fuerza vital y de la sabiduría que nos permiten superar cualquier obstáculo en la vida».[1]
¿Qué significa Nam-myoho-renge-kyo?
NAM: Es dedicar o consagrar la vida
MYOHO: Se refiere a la «Ley Mística» del universo. Myo corresponde a la naturaleza mística de la vida que trasciende nuestra capacidad de percepción; y ho a sus manifestaciones y fenómenos físicos.
RENGE: Significa «Flor de loto». Esta flor crece radiante en el agua lodosa, de igual modo que la naturaleza de Buda florece en medio de las adversidades de la vida cotidiana. A su vez, dicha planta produce flor y semillas al mismo tiempo, representando la simultaneidad de causa y efecto.
KYO: En japonés, significa sutra o «sonido», refiriéndose a la enseñanza del Buda que se transmite a través de la voz.
La práctica primordial que llevan a cabo los integrantes de la Soka Gakkai Internacional consiste en la entonación de Nam-myoho-renge-kyo, con el propósito de extraer el ilimitado potencial inherente a la vida que poseen todos los seres humanos. Nichiren Daishonin estableció esta práctica simple y accesible, denominada daimoku, que es el medio para concretar el ardiente y sincero deseo del Buda: permitir a todas las personas manifestar su Budeidad innata.
A su vez, Myoho-renge-kyo es el título del Sutra del loto, y para explicarlo Nichiren Daishonin ofrece la siguiente analogía: «Nam-myoho-renge-kyo es solo una frase, pero contiene la esencia del sutra entero. [...] En la palabra "Japón" está todo lo que integra las sesenta y seis provincias de la nación: todos los habitantes y sus animales, los arrozales y los campos de labranza, las personas de alta y baja estirpe, los nobles y los plebeyos, las siete clases de gemas[2] y todos los demás tesoros, sin que falte nada».[3] Del mismo modo, Nam-myoho-renge-kyo contiene toda la sabiduría del Sutra del loto. Podemos afirmar que Nam-myoho-renge-kyo no solo es el título del Sutra del loto, sino el nombre de la Ley en sí misma, que yace en el interior de la vida del individuo.
UNA ORACIÓN IMBUIDA DE CONVICCIÓN
En el budismo de Nichiren Daishonin no hay oración que quede sin respuesta. Nam-myoho-renge-kyo representa el nombre de nuestra Budeidad innata. Al realizar la práctica, la llamamos por su nombre, y la misma responde. Ese «llamado» tiene lugar cuando entonamos daimoku frente al Gohonzon -objeto de devoción fundamental entronizado en el altar budista-.[4] Por tal motivo, en cualquier momento y lugar, cuando entonamos la Ley Mística, hacemos surgir la naturaleza de Buda inherente a nuestra vida. Aunque al comienzo no comprendamos cabalmente su profundo significado, podemos manifestar en nuestra vida el gran beneficio que brinda la práctica budista. Lo importante es continuar practicando todos los días, pase lo que pase, comprendiendo que Nam-myoho-renge-kyo es la fuerza primordial del universo. Lo que cuenta es nuestra convicción personal, basada en una profunda fe en la Ley Mística. De este modo, podemos extraer el coraje para transformar incluso las circunstancias más difíciles en una fuente de valor inagotable.
El maestro Ikeda lo describe de la siguiente manera: «El daimoku es luz. Como afirma el Daishonin, una sola vela es capaz de encender un lugar que ha estado sumido en la oscuridad absoluta durante miles de millones de años. Del mismo modo, en el instante en que oramos basados en el daimoku, la oscuridad de nuestra vida se desvanece instantáneamente. Por eso, es sumamente importante que las oraciones tengan total convicción. Las fuerzas del Buda y de la Ley se activan en proporción directa a la fortaleza de nuestra fe y nuestra práctica».[5]
Para decirlo de otro modo, nuestra convicción en la fe es como los vatios de una lámpara eléctrica; cuando tenemos una fe arrolladora, en la vida de uno se enciende una luz brillante, capaz de iluminar hasta el último rincón de oscuridad. Por otro lado, si nuestra fe es débil o descuidada, sería como si dispusiéramos de poca energía, y solo lograríamos obtener una luz tenue.
ORIENTAR NUESTRA VIDA EN DIRECCIÓN A LA FELICIDAD
La práctica complementaria llamada gongyo, consiste en la recitación de fragmentos de los capítulos (2.o) «Medios Hábiles» y (16.o) «Duración de la vida» del Sutra del loto. Es una solemne ceremonia en la cual fusionamos nuestra vida con la Ley Mística, y enfocamos nuestras metas al comenzar y concluir cada jornada.
Cuando recitamos el gongyo y entonamos Nam-myoho-renge-kyo frente al Gohonzon, las tendencias positivas y negativas de nuestra vida empiezan a manifestar «los dignos atributos que poseen en forma intrínseca».[6] Todos orientan su funcionamiento hacia la felicidad propia y de quienes nos rodean. Al basar nuestra vida en la Ley Mística, los estados que nos arrastran al sufrimiento y la infelicidad se encauzan en dirección opuesta y obran positivamente hacia la creación de valor. Es como si los sufrimientos se convirtiesen en la «leña» que aviva las llamas de la alegría, la sabiduría y el amor compasivo.
De este modo, las personas que se basan siempre en la oración con esta postura interior, pueden disfrutar plenamente de la vida. Tal como lo expresa el maestro Ikeda: «La oración cultiva el corazón y lo expande; la oración enriquece la personalidad. El daimoku firme convierte la mera esperanza en rotunda convicción. Y este espíritu de convicción apunta a concretar cada uno de esos anhelos que nos llevaron a realizar la práctica».[7]
GENERAR UNA PROFUNDA TRANSFORMACIÓN EN NUESTRO ENTORNO
La oración es invisible, pero si uno ora con tenacidad y convicción, sin falta se manifestará un claro resultado en la vida y en el entorno que nos rodea. Por tal motivo, es importante entonar daimoku sin reservas para concretar el juramento de llevar felicidad a todos los que se encuentran a nuestro alrededor, es decir por concretar el noble ideal del kosen-rufu. Al entonar Nam-myoho-renge-kyo de esta manera, surge desde lo más hondo de nuestra vida una ilimitada fuente de sabiduría, que nos permite alentar a los demás y mostrar pruebas concretas de nuestra victoria en la vida cotidiana.
Es posible que en ocasiones nos sintamos rodeados de problemas y dificultades, o veamos que las cosas no salen como esperábamos. En momentos así, podemos caer fácilmente en la actitud de orar únicamente por nosotros mismos, pero el objeto de nuestra oración se refleja en nuestro estado de vida; por lo que es importante continuar entonando daimoku pase lo que pase, buscando ampliar nuestra determinación hacia la noble causa del kosen-rufu. Este tipo de oración, abarca todas nuestras preocupaciones personales, nos permite elevar nuestro estado de vida, transformar nuestro karma y convertir nuestros problemas en tesoros invalorables. En otras palabras, nuestras oraciones basadas en el juramento de lograr el kosen-rufu, son lo que nos permite trascender el cascarón del yo inferior, dominado por los sufrimientos, y establecer una vida basada en el yo superior. La clave está en continuar entonando Nam-myoho-renge-kyo hasta el final, sin albergar ninguna duda en nuestro corazón.
Al respecto, el maestro Ikeda señala: «Son oraciones solidarias, que nos convierten en personas capaces de ayudar a ser felices a nuestros semejantes y de contribuir a la paz mundial. Son oraciones valientes, que despiertan en nosotros el corazón de un rey león. Son oraciones jubilosas, que nos permiten avanzar con actitud positiva por el camino de nuestra revolución humana».[8]
En esta edición de Humanismo Soka, te invitamos a poner en acción la práctica del budismo de Nichiren para hacer surgir el potencial de nuestra Budeidad en la vida cotidiana, con el propósito de concretar un estado de felicidad absoluta y transmitir una renovada esperanza cada día en el lugar donde nos encontramos.
¿CÓMO EMPEZAR A PRACTICAR EL BUDISMO?
La práctica budista que realizan diariamente los miembros de la Soka Gakkai Internacional (SGI) consiste en la entonación de Nam-myoho-renge-kyo. Para conocer más, te invitamos a ver el siguiente video:
1 IKEDA, Daisaku: La sabiduría para ser feliz y crear la paz, Buenos Aires: Azul Índigo, 2023, vol. 1, pág. 24-25.
2 Siete clases de gemas: Según el capítulo «El surgimiento de la Torre de los Tesoros» del Sutra del loto, son oro, lapislázuli, coral, ágata, perla, y cornalina. Desde el punto de vista de la fe, las siete clases de gemas se refieren a la Torre de los Tesoros, que representa la vida de cada persona.
3 Los principales escritos de Nichiren Daishonin, Vol. 1, pág. 226.
4 Para conocer más acerca del altar budista podés encontrar información en la revista Humanismo Soka del mes de enero 2024.
5 IKEDA, Daisaku: Aprendamos del Gosho, Buenos Aires: Azul Índigo, 2019, vol.1, pág. 73.
6 END, pág. 873.
7 IKEDA, Daisaku: Aprendamos del Gosho, Buenos Aires: Azul Índigo, 2019, vol.1, pág. 74-75.
8 IKEDA, Daisaku: Traducción del artículo publicado en la edición de febrero de 2020 del Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la Soka Gakkai.