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La revolución humana, el inicio de todos los cambios

La revolución humana, el inicio de todos los cambios

La revolución humana, el inicio de todos los cambios

Humanismo Soka

jueves, 27 de junio de 2024

jueves, 27 de junio de 2024

Hay ciertos momentos, en la etapa juvenil, en que podemos no sentirnos conformes con nuestra manera de ser o actuar, o que nos cuesta generar vínculos sinceros con los demás. Entonces, ¿cómo podemos pulir nuestra personalidad?

Hay ciertos momentos, en la etapa juvenil, en que podemos no sentirnos conformes con nuestra manera de ser o actuar, o que nos cuesta generar vínculos sinceros con los demás. Entonces, ¿cómo podemos pulir nuestra personalidad?

Hay ciertos momentos, en la etapa juvenil, en que podemos no sentirnos conformes con nuestra manera de ser o actuar, o que nos cuesta generar vínculos sinceros con los demás. Entonces, ¿cómo podemos pulir nuestra personalidad?

La práctica de entonar Nam-myoho-renge-kyo nos permite hacer nuestra revolución humana, es decir, reorientar los aspectos negativos de nuestra vida hacia la creación de valor. Cuando nosotros cambiamos, cambia nuestro entorno. Y cuando cambia nuestro entorno, cambia el mundo. Entonces, el punto de partida de esta inmensa transformación dinámica es la revolución humana de una sola persona. Aunque se trata de un proceso de cambio en la vida de una persona, al mismo tiempo esa transformación enriquece la existencia de quienes nos rodean y repercute en nuestro entorno inmediato. Es una revolución que nos permite crear felicidad para nosotros mismos y para los demás, y cultivar un campo fértil para las relaciones humanas armoniosas. En el Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente, el Daishonin observa: «Es como cuando uno mira un espejo y hace una reverencia: la imagen reflejada también se inclina ante uno».[1] La vida de todos está conectada por lazos de interdependencia. Si somos valiosos, también lo son los demás.

Consolidar una personalidad genuina

La filosofía del budismo de Nichiren Daishonin plantea que tener preocupaciones y problemas significa estar creciendo, ya que para la persona que avanza, es inevitable encontrar obstáculos a lo largo del camino. El maestro Ikeda expresa: «Hay etapas de la juventud en que uno se siente desalentado por sus muchas imperfecciones... Pero si tratan de mostrar una imagen falsa para quedar bien, fingiendo algo que no son, toda su fuerza vital se les irá en mantener las apariencias y terminarán exhaustos. Por favor, recuerden que la personalidad es un conjunto de rasgos propios, únicos de cada persona; que todos tengamos características distintas no determina, por sí solo, que alguien valga más que otro. Espero que nunca olviden este punto.

Si nos detenemos a pensarlo, ¿se puede decir que alguien tiene una «buena» o una «mala» personalidad? En la vida, hay lugar para toda clase de personas: los enérgicos, los conversadores, los que escuchan en silencio pero atentamente, los que hablan poco, pero dicen cosas de enorme valor... A cualquiera les cuesta hablar en público o se sienten nerviosas cuando tienen que conversar con alguien que acaban de conocer. El desafío está en armarse de valor para vencer ese nerviosismo.

Si uno se esfuerza con sinceridad, podrá transformar todo eso que percibe como un defecto y convertirlo en una gran fortaleza. En especial, si dedican su vida a una meta elevada que trascienda su propio mundo, podrán dar un uso valioso y positivo a sus virtudes personales, siendo fiel a ustedes mismos.

No obstante, vivir pendientes de lo que piensan los demás puede ser una gran pérdida de tiempo y de energía. La capacidad de comunicarnos, de responder adecuadamente a la situación que nos rodea o al ambiente predominante es algo que se puede aprender disfrutando, a medida que uno acumula experiencias en la vida. En la juventud, es inevitable sentir que los otros son mejores que uno, o que las virtudes de los demás son justamente lo que quisieran tener... Compararse con los demás no necesariamente es algo malo. Es como sentir el deseo de superarse a sí mismo y triunfar siguiendo el ejemplo de otros cuando se conoce a alguien admirable. Si eso los motiva a crecer y mejorar como personas, en ese caso está bien. Pero no se desesperen ni sientan la necesidad de apresurar las cosas. Tómense el tiempo necesario para crecer y desarrollarse a su propio ritmo. Las cosas que se construyen de la noche a la mañana pueden desmoronarse con la misma facilidad. La construcción requiere un esfuerzo tenaz y agotador…»

La importancia del desafío diario y persistente

El segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda nos decía a los jóvenes: «No se menosprecien a sí mismos. Tampoco hace falta que se excedan y lleguen a cualquier extremo con tal de cambiar su forma de ser. Si perseveran en su práctica budista, esos rasgos de personalidad que hoy les preocupan se irán convirtiendo naturalmente en virtudes. Vivan con convicción y sean fieles a ustedes mismos».

La convicción es algo que uno acumula y desarrolla a medida que avanza en la vida. Para adquirirla, podemos empezar a desafiarnos en un pequeño aspecto personal que, incluso, hasta podría ser algo insignificante. Por ejemplo, para el que duerme hasta tarde, empezar a levantarse cinco minutos más temprano puede ser un gran logro. De eso se trata la revolución humana. Por favor, tomen cada uno de esos pequeños triunfos como una fuente de confianza en sí mismos. Desafíense en algo; no importa en qué. Puede ser mejorar la forma de saludar a los demás, o estudiar una página más que siempre, o perseverar en la práctica de algún deporte, por ejemplo. Y si nadie se da cuenta de sus avances, entonces felicítense a sí mismos: «¡Qué impresionante soy!». «¡Es increíble lo que he logrado!».

Conclusión: Trazarnos grandes objetivos

La confianza personal se construye haciendo un esfuerzo constante y denodado. Si dan lo mejor de sí mismos en todas las cosas, sentirán cada vez más convicción y podrán perseverar en todas sus metas hasta hacerlas realidad. Esto, ya lo verán, fortalecerá su sentimiento de confianza personal. La clave de este proceso es que siempre tengan fe en ustedes mismos, pase lo que pase, y sigan desafiándose con perseverancia.

En una ocasión, el maestro Ikeda expresó: «Cuando la revolución humana se extiende a la familia, al país y al mundo, se convierte en una noble y plácida revolución para la paz. Hay muchas clases de reformas: políticas, económicas, industriales, científicas y artísticas. Hay revoluciones que afectan la distribución de bienes y servicios, las comunicaciones y tantos otros quehaceres humanos. Cada una es significativa a su manera, e incluso necesaria. Pero ninguna de ellas cambiará el mundo si las personas que implementan los cambios son egoístas y no aman a sus semejantes. La revolución humana es el cambio más fundamental, y representa el proceso transformativo esencial para la humanidad».[2]

(Traducción del artículo publicado en la edición de diciembre de 2018 del Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la Soka Gakkai).


[1] The Record of the Orally Transmitted Teachings (Registro de las enseñanzas transmitidas oralmente), traducido por Burton Watson, Tokio: Soka Gakkai, 2004, pág. 165.
[2] IKEDA, Daisaku: La sabiduría para ser feliz y crear la paz, vol. 2, pág. 22.

© Humanismo Soka - 2024

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