Menú

Transformar la angustia en esperanza

Transformar la angustia en esperanza

Transformar la angustia en esperanza

Humanismo Soka

jueves, 27 de junio de 2024

jueves, 27 de junio de 2024

En todas las épocas, la juventud siempre ha sido una etapa de constantes aflicciones y conflicto interno. En ocasiones, hay que enfrentar problemas que tienen que ver con la familia, la salud, el estudio, el trabajo o las relaciones con los amigos. O a veces, lidiar con sufrimientos de ansiedades, frustraciones y tristezas. Pero desde la perspectiva del budismo de Nichiren Daishonin el rol de los jóvenes es, precisamente, buscar respuesta a tales cuestiones, hacer frente a las nubes más oscuras y avanzar hacia el sol de la esperanza que existe en nuestra propia vida.

En todas las épocas, la juventud siempre ha sido una etapa de constantes aflicciones y conflicto interno. En ocasiones, hay que enfrentar problemas que tienen que ver con la familia, la salud, el estudio, el trabajo o las relaciones con los amigos. O a veces, lidiar con sufrimientos de ansiedades, frustraciones y tristezas. Pero desde la perspectiva del budismo de Nichiren Daishonin el rol de los jóvenes es, precisamente, buscar respuesta a tales cuestiones, hacer frente a las nubes más oscuras y avanzar hacia el sol de la esperanza que existe en nuestra propia vida.

En todas las épocas, la juventud siempre ha sido una etapa de constantes aflicciones y conflicto interno. En ocasiones, hay que enfrentar problemas que tienen que ver con la familia, la salud, el estudio, el trabajo o las relaciones con los amigos. O a veces, lidiar con sufrimientos de ansiedades, frustraciones y tristezas. Pero desde la perspectiva del budismo de Nichiren Daishonin el rol de los jóvenes es, precisamente, buscar respuesta a tales cuestiones, hacer frente a las nubes más oscuras y avanzar hacia el sol de la esperanza que existe en nuestra propia vida.

Convertir el veneno en medicina

¿Creen que la falta de preocupaciones y la ausencia de dificultades equivale a ser feliz?

El budismo explica que la verdadera esencia de la felicidad es la plenitud y el desarrollo interior. Y la forma de adquirir esta satisfacción profunda es enfrentar los obstáculos, trabajar con persistencia para resolverlos hasta triunfar. Sin embargo, en una época de angustia y de estrés, se ha vuelto moneda corriente la tendencia a escapar de las situaciones adversas o a sucumbir a ellas con pasiva resignación.

El budismo postula el principio de convertir el veneno en medicina. Este es el proceso mediante el cual un practicante de la Ley Mística (Nam-myoho-renge-kyo) eleva su estado de vida y convierte el «veneno» de los deseos mundanos y de los sufrimientos en «medicina», en algo positivo para su desarrollo y su crecimiento como persona.

La firme convicción en este principio se traduce en un optimismo que nos permite vivir con inmensa plenitud. Un optimismo que no se basa en un análisis de las condiciones objetivas o un pronóstico, si no en la fe absoluta en las posibilidades humanas; en la confianza inamovible de nuestra capacidad de superar cualquier adversidad; en el valor para persistir sin desmayo en la superación personal y el mejoramiento del mundo circundante.

En el contexto de nuestra vida cotidiana, el proceso de convertir el veneno en medicina comienza cuando enfrentamos las dificultades con esa confianza de que poseemos en nuestro interior todos los recursos para superarlas. Los problemas son problemas precisamente porque dudamos de nuestra capacidad para superarlos. Pero cuando enfrentamos desafíos con convicción en la fe, en el potencial ilimitado de nuestra naturaleza innata de Buda, cambiamos nuestro estado de vida y transformamos nuestra ilusoria forma de responder ante ellos. De esta confianza surge la sabiduría para percibir claramente nuestras circunstancias. De esta manera, es posible transformar los problemas y reorientarlos hacia la felicidad; convertir la desdicha en alegría; la angustia en esperanza, y las preocupaciones en serenidad interior.

El estado de vida determina nuestro enfoque del mundo externo

La filosofía del budismo de Nichiren enseña que es el yo, el sujeto, lo que transforma la realidad y lo que crea nuevo valor en todas las circunstancias. El primer paso para revolucionar nuestro propio yo y cambiar el entorno que nos rodea es modificar la percepción de las cosas.

En verdad, los problemas y las adversidades encierran la oportunidad de iniciar un profundo cambio personal. Por eso, el budismo alienta a las personas a enfrentar las dificultades con valentía y actitud optimista.

Si uno ve el mar desde lo alto del cielo, hasta las olas más temibles parecen una ondulación superficial. Nuestra felicidad depende, en gran medida, de establecer un sólido estado de vida que nos permita observar todos los acontecimientos con sereno equilibrio. El destacado filósofo, Lou Marinoff, sostuvo en un diálogo con el maestro Ikeda: «No siempre podemos alterar nuestras circunstancias de forma inmediata o cambiar ciertas cosas, pero siempre podemos modificar de forma inmediata la opinión que tenemos de ellas. Y esto puede marcar una gran diferencia en el mundo».

El estado de vida determina nuestro enfoque del mundo externo y nuestros sentimientos hacia la realidad. La filosofía del budismo de Nichiren nos permite elevar nuestro estado de vida interior a través de entonar Nam-myoho-renge-kyo y, de esa manera, establecer una existencia auténticamente feliz en el nivel personal y una sociedad próspera.

Conclusión

Los seres humanos tenemos la capacidad de vivir con esperanza y fortaleza, a pesar de las dificultades. Podemos crear valor a nuestro propio modo, si nos enfocamos positivamente en lo que tenemos que resolver ahora. El maestro Ikeda nos alienta: «Cuando estén deprimidos, empiecen por encender su espíritu. Nuestro destino no está definido por las circunstancias externas; se modela en nuestra propia mente, día tras día. Para brillar, tienen que encender su luz interior; y lo que alimenta su fulgor son los problemas y sufrimientos. Dicho de otro modo, las vicisitudes de la juventud son, en sí mismas, una fuente de luz. Nada es irremediable en la juventud».

Sin embargo, cualquiera que haya decidido algo habrá comprobado que, con el tiempo, la voluntad decae. Respecto a esto, el maestro Ikeda dice: «Eso nos sucede a todos. Si sienten que les está ocurriendo, tomen una nueva determinación. Es el momento de decirse: "¡Bien! ¡Empezaré otra vez!". Si se caen siete veces, pues levántense ocho. En otras palabras, no se den por vencidos; cuando se sientan desalentados, recobren el ánimo y renueven su decisión. Lo importante no es que la determinación permanezca invariable, sino que no se dejen vencer cada vez que decline».

Avancemos, diciéndonos a nosotros mismos: «¡Todo empieza a partir de hoy; ¡todo comienza hoy, en este mismo instante!”. Esta es la esencia del budismo de Nichiren, el budismo de la «verdadera causa».


(Material basado en el artículo publicado en la edición de octubre de 2019 del Daibyakurenge, revista mensual de estudio de la Soka Gakkai).

© Humanismo Soka - 2024

© Humanismo Soka - 2024

© Humanismo Soka - 2024