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Un encuentro histórico

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Humanismo Soka

miércoles, 14 de agosto de 2024

miércoles, 14 de agosto de 2024

El 14 de agosto, hace 77 años, el joven Daisaku Ikeda de 19 años, se encontró por primera vez con su maestro Josei Toda, marcando un punto de inflexión en su juventud y estableciendo la paz como el propósito principal de su vida.

El 14 de agosto, hace 77 años, el joven Daisaku Ikeda de 19 años, se encontró por primera vez con su maestro Josei Toda, marcando un punto de inflexión en su juventud y estableciendo la paz como el propósito principal de su vida.

El 14 de agosto, hace 77 años, el joven Daisaku Ikeda de 19 años, se encontró por primera vez con su maestro Josei Toda, marcando un punto de inflexión en su juventud y estableciendo la paz como el propósito principal de su vida.

Un Japón devastado

Era un anochecer silencioso. En los hogares, las familias ya habían terminado de cenar, y el ritmo de la ciudad de Tokio se había aquietado. Mientras tanto, el joven Daisaku se encontraba caminando con unos amigos yendo a participar en una reunión de diálogo de la Soka Gakkai.

Caminaban entre los escombros, pues era agosto de 1947 y habían transcurrido dos años después de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial. Grandes sectores del vecindario todavía eran ruinas. Ikeda había perdido a su hermano mayor en combate, su hogar había sido destruido por completo durante los bombardeos en dos oportunidades y mientras hacía frente a su frágil salud estudiaba y procuraba ayudar económicamente a sus padres.

En ese entonces tenía diecinueve años, y buscaba encontrar una filosofía con sólidos principios que lo condujeran a una existencia esperanzada. Unos amigos le comentaron que irían a un encuentro sobre una filosofía de vida y decidió ir sin tener muy claro de qué se trataba.  

¿Cuál era la manera correcta de vivir? ¿A qué debía dedicar la existencia? Esas eran las preguntas que lo abrumaban. 

Un encuentro grabado en la historia 

El 14 de agosto de 1947
se produjo nuestro encuentro,
maestro y discípulo
en esta existencia.

Ese día, en aquel instante,
el corazón ese mentor
y el de ese discípulo
desde el remoto pasado
se unieron poderosamente
[...] dejando oír
el canto de un compromiso compartido.

Se abrió el telón
de mi juventud
digna y gloriosa.

De este modo, con estas líneas de su poema «Cantar de la inseparabilidad de maestro y discípulo: Oda a mi mentor, Josei Toda», Ikeda recuerda aquel significativo encuentro que cambiaría su vida para siempre.

Ese día, escuchó al maestro Toda responder cálidamente todas sus preguntas con convicción y claridad, y decidió adaptarlo como mentor. Luego, diez días después ingresó como miembro de la Soka Gakkai y tomó como suyos los ideales de su maestro. Allí comenzó su dedicada labor para expandir la filosofía humanística del budismo en todo el mundo con el objetivo de hacer realidad la paz global.

Al respecto, el maestro Ikeda escribió: «Yo era simplemente un joven común, en busca de un camino. Estoy seguro de que mi sincera devoción a la ruta del maestro y el discípulo fue lo que me permitió construir una vida insuperable, dedicada al bien mayor. [...] La relación de maestro y discípulo es una prerrogativa del ser humano. Es un camino que nos permite cultivarnos y mejorar como personas. Y es un factor clave para desplegar nuestro máximo potencial como individuos».[1]

El significado de esta fecha

Como cada nuevo aniversario, lejos de evocar imágenes del pasado estas fechas son oportunidades para profundizar el valor que representan, como una ocasión para reafirmar y asumir nuevas decisiones.

En la Soka Gakkai, el motivo para conmemorar un aniversario es para reconfirmar nuestro compromiso de esforzarnos por la paz, renovar nuestro compromiso y emprender una nueva partida. Tanto la trayectoria histórica como las fechas conmemorativas cobran significado solo cuando hacemos de ellas fuentes de fortaleza para el presente.

En la actualidad, incontables jóvenes también buscan el mejor camino para llevar una vida basada en nobles ideales que les permitan desplegar al máximo su potencial. Es por eso que cada 14 de agosto nos invita a ponernos en acción firmemente comprometidos con el logro de la paz en el lugar donde estamos, tal como lo hizo Daisaku Ikeda en aquella jornada.

CITAS:
[1]  IKEDA, Daisaku: La sabiduría para ser feliz y crear la paz, Buenos Aires: Azul Índigo, 2019, pág. 262.

© Humanismo Soka - 2024

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