Humanismo Soka
«Mi maestro tenía una sonrisa humana y sincera,
que, como brisa de la primavera,
derretía los corazones
helados por el sufrimiento y la desazón.Como el sol, generosamente se brindaba a todos;
contagiaba a la gente una fuerza inagotable
para seguir viviendo,
con la luz de su esperanza y de su valor.
Inseparabilidad
de maestro y discípulo:
la clave del kosen-rufu
existe en este lazo». [1]
Estos versos, extraídos del poema «Oda a mi mentor», fueron escritos por Daisaku Ikeda en memoria de Josei Toda, su mentor de la vida y segundo presidente de la Soka Gakkai. Hoy, 15 de noviembre, conmemoramos el primer aniversario del fallecimiento del maestro Ikeda, cuya existencia estuvo dedicada a luchar sin reservas por la paz y la felicidad de la humanidad, alentando e inspirando a incontables personas desde diversas latitudes del mundo.
Triunfar sobre la adversidad: una existencia que iluminó la oscuridad
Era 2 de enero del año 1928 en Tokio, Japón, cuando Ikeda nació como el quinto de ocho hermanos, en una familia que se dedicaba a producir algas marinas comestibles. Su infancia y juventud transcurrieron durante la Segunda Guerra Mundial y desde la temprana edad padeció las consecuencias de la tuberculosis teniendo una salud muy frágil. En ese entonces, Ikeda trabajaba arduamente para sostener a su familia, ya que sus tres hermanos mayores habían sido reclutados y se encontraban en el frente de batalla.
Perdió su casa de la infancia derribada para instalar una fábrica de municiones, y a pesar de los grandes esfuerzos que su familia realizó por construir un nuevo hogar, el día que trasladaron allí todas sus pertenencias, una bomba incendiaria cayó sobre la construcción incendiándose hasta sus cimientos. Más tarde, se enteraron de que su amado hermano mayor, Kiichi, había fallecido en la guerra. Ante el indescriptible dolor que vio sentir a su madre, despertó en su fuero interno la indignación ante la desgarradora crueldad y sinsentido de la guerra, jurando en ese instante convertirse en un férreo defensor de la paz.
Amaba estudiar: era un apasionado de la literatura y la filosofía. Fue así que a sus 19 años unos amigos lo invitaron a participar de una reunión de budismo. En ese momento Ikeda no confiaba en la religión, ya que las que conocía habían sido silenciosos testigos o temibles cómplices de la guerra, que tanto sufrimiento había ocasionado al pueblo.
Es por esto que quedó impresionado al conocer en aquella reunión a Josei Toda, a quien rápidamente adoptó como maestro. Aquel hombre no había cedido sus convicciones aún en prisión, soportando toda clase de desventuras por oponerse a aquella guerra sangrienta y por su decisión de erradicar la desdicha del mundo. Incluso Tsunesaburo Makiguchi, el mentor de Josei Toda y fundador de la Soka Gakkai, había fallecido tras las rejas sin abandonar su fe, a pesar de la represión ejercida por las autoridades militares que habían impuesto el sintoísmo a la población para justificar su política bélica.
La feroz oposición de Toda contra el militarismo grabó una profunda huella en el corazón del joven Ikeda, quien luego escribió: «Las palabras de una persona que había estado en prisión debido a sus convicciones tenían para mí una importancia fundamental. Percibí de inmediato que yo podría confiar en ese hombre».[2]
Desde el inicio, Ikeda coincidió con las ideas planteadas por Toda basadas en la filosofía del budismo de Nichiren Daishonin, que postula el potencial ilimitado del ser humano. Josei Toda, desde su libertad, concentró todas sus energías en reconstruir la organización que junto al maestro Makiguchi habían creado, y el joven Ikeda rápidamente se consagró a seguir a aquel hombre que tanto respeto le inspiraba. Durante diez años, hasta que el maestro Toda falleció el 2 de abril de 1958, Ikeda dedicó cada instante al camino de maestro y discípulo, recibiendo el intenso entrenamiento de su mentor, que le permitió convertirse en una persona del más alto calibre.
A su vez, Toda confiaba ilimitadamente en su discípulo, quien a pesar de su pobreza y enfermedad, lograba grandes victorias en todo lo que se proponía. En su novela La nueva revolución humana, Ikeda escribió: «El señor Toda me mostró mi misión eterna y vertió la vida en forjarme como líder de este movimiento budista. Sin él, hoy no sería quien soy, Gakkai no sería la organización que es y el kosen-rufu jamás hubiera avanzado hasta este punto. ¡Por eso, debo dedicar esta existencia a saldar mi deuda de gratitud con estos grandiosos maestros del kosen-rufu!». [3]
En su época juvenil, Daisaku conoció a una joven llamada Kaneko, quien se convertiría en su esposa y con quien compartiría una vida dedicada al noble ideal de la lucha por la paz.
Dos años después de la muerte de su mentor, el joven Ikeda de 32 años asumió la tercer presidencia de la Soka Gakkai. En 1975, fundó la Soka Gakkai Internacional (SGI) y actualmente cuenta con más de doce millones de miembros en 192 países y territorios del mundo. La SGI, bajo el liderazgo del maestro Ikeda, creció inmensamente mientras promovió los principios del respeto a la dignidad de la vida, impulsando toda clase de proyectos dedicados a contribuir positivamente a la paz, cultura, educación, al ambiente y a la sociedad.
Además, Ikeda fundó instituciones educativas de todos los niveles basadas en la teoría pedagógica Soka de la creación de valor postulada por sus predecesores, Makiguchi y Toda, como también estableció institutos independientes dedicados a la investigación académica por la paz, como el Centro Ikeda por la Paz, el Saber y el Diálogo, el Instituto Toda por la Paz y el Instituto de Filosofía Oriental, y a la promoción de la amistad a través de la cultura, como la Asociación de Conciertos Min-On y el Museo de Bellas Artes Fuji de Tokio.
Con la firme convicción de que el primer paso para la construcción de una era de paz comienza en el intercambio de vida a vida, se lanzó al encuentro con líderes de todo el mundo, sosteniendo diálogos con personalidades de los más diversos ámbitos, como Arnold Toynbee, Nelson Mandela, Wangari Maathai, Mijaíl Gorbachov, Betty Williams, Linus Pauling y Adolfo Pérez Esquivel. Más de ochenta de estos diálogos se publicaron en forma de libro.
Desde el año 1983 hasta el año 2023, el maestro Ikeda elaboró 40 propuestas de paz anuales dirigidas a la ONU, analizando las grandes cuestiones que afectan a la humanidad y sugiriendo soluciones y respuestas basadas en la filosofía budista del respeto por la dignidad de la vida.
A su vez, Ikeda fue un prolífico escritor y más de doscientas cincuenta de sus obras –que incluyen desde comentarios sobre el budismo hasta ensayos biográficos, poesía, filosofía y literatura infantil– se tradujeron a distintos idiomas.
Luego de dedicar su vida entera al ideal de la paz e inspirar a incontables personas alrededor del mundo, el 15 de noviembre del 2023, el maestro Ikeda falleció pacíficamente a sus 95 años en Tokio, Japón. Su legado como mentor, literato, filósofo y promotor del diálogo se perpetuará a partir del compromiso de cada uno de sus discípulos.
Basado en la filosofía del budismo de Nichiren, su enfoque de la vida se resume en este pasaje del prefacio de su novela La revolución humana, que demostró con el ejemplo de su compromiso personal: «La gran revolución humana de un solo individuo puede generar un cambio en el destino de un país y, más aún, propiciar un cambio en el rumbo de toda la humanidad». [4]
El triunfo del discípulo es el triunfo del maestro
En el último ensayo escrito por el maestro Ikeda, en noviembre del 2023, expresó:
«Aún hoy recuerdo lo que, un día, me dijo mi maestro Josei Toda, mientras contemplaba el mar bajo el cielo crepuscular en su pueblo natal de Atsuta, Hokkaido: "El mundo es extenso. Aún hay personas llorando de angustia y niños huyendo del fuego enemigo en medio de la guerra. Te pido que ilumines el continente asiático y el orbe entero con la luz de la Ley Mística. Hazlo en mi lugar". De ese modo, en su nombre, me esforcé junto a nuestros compañeros de fe por abrir la ruta del kosen-rufu mundial, sembrando las semillas de paz de la Ley Mística en cada sitio en donde he estado. Hoy [...] quiero dedicar a nuestros jóvenes Bodisatvas de la Tierra, cuyo corazón es inseparable del mío, esas mismas palabras que me dijo el señor Toda y pedirles que, ahora, trabajen "en mi lugar". Con este empeño, estamos creando una sublime historia de activar el bien en el corazón de la familia humana global. ¡Por fin se ha levantado el telón de los siete años cruciales en que afianzaremos las bases inamovibles de una paz mundial duradera!»
Hoy 15 de noviembre, siendo el primer aniversario de la partida del maestro Ikeda compartimos este episodio especial para homenajear su vida y su lucha por la paz.
[CITAS]
[1] IKEDA, Daisaku. Poema “CANTAR DE LA INSEPARABILIDAD ENTRE MAESTRO Y DISCÍPULO: ODA A MI MENTOR, JOSEI TODA”, 13 de marzo de 2007.
[2] IKEDA, Daisaku: Traducción del artículo publicado en la edición del 1° de marzo de 2014 del boletín Mirai [Futuro], publicación mensual de Mirai Hombu en Japón.
[3] IKEDA, Daisaku. La nueva revolución humana vol. 18, cap. II, acápite 50.
[4] IKEDA, Daisaku. La revolución humana.
[5] IKEDA, Daisaku. Traducción del artículo publicado en la edición de diciembre de 2023 del Daibyakurenge, revista mensual de la Soka Gakkai.