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Encontrar alegría en la adversidad: el mensaje de la Novena Sinfonía

Encontrar alegría en la adversidad: el mensaje de la Novena Sinfonía

Encontrar alegría en la adversidad: el mensaje de la Novena Sinfonía

Humanismo Soka

miércoles, 27 de noviembre de 2024

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La música nos inspira, nos conmueve, nos acompaña y nos permite crear valor en cada momento de la vida. Grandes obras musicales de diversas culturas han trascendido a lo largo del tiempo, y se han convertido en patrimonio de la humanidad enarbolando los ideales de hermandad y universalidad. Un claro ejemplo de ello son las magistrales composiciones de Beethoven.

La música nos inspira, nos conmueve, nos acompaña y nos permite crear valor en cada momento de la vida. Grandes obras musicales de diversas culturas han trascendido a lo largo del tiempo, y se han convertido en patrimonio de la humanidad enarbolando los ideales de hermandad y universalidad. Un claro ejemplo de ello son las magistrales composiciones de Beethoven.

La música nos inspira, nos conmueve, nos acompaña y nos permite crear valor en cada momento de la vida. Grandes obras musicales de diversas culturas han trascendido a lo largo del tiempo, y se han convertido en patrimonio de la humanidad enarbolando los ideales de hermandad y universalidad. Un claro ejemplo de ello son las magistrales composiciones de Beethoven.

Una obra revolucionaria

La Novena Sinfonía, compuesta entre los años 1822 y 1824, es la última gran obra del compositor alemán y su valor radica en la histórica innovación que marcó para su género: fue la primera obra de esa envergadura en incorporar voces solistas y coro, presentando un nuevo panorama sonoro para la música de ese período. 

Está inspirada en el poema «Oda a la alegría» del célebre dramaturgo alemán Friedrich Schiller (1759-1805), escrita en el año 1785. Se sabe que Beethoven había albergado una profunda y perdurable admiración por este poema desde su juventud. A los 22 años intentó ponerle música, pero debieron transcurrir más de tres décadas para que finalmente pudiera darle forma concreta.

Un espíritu invencible

La vida del compositor puede describirse como una intensa batalla frente a los sufrimientos. Perdió a su madre cuando tenía 16 años y quedó bajo la tutela de su padre, quien lo obligó a aprender música desde temprana edad con la intención de convertirlo en un niño prodigio y vivir a expensas de él. Cuando apenas tenía 20 años, empezó a ser atormentado por un zumbido en los oídos y gradualmente su audición empezó a fallar hasta perderla completamente. Esto le provocó una profunda angustia que lo condujo a llevar una vida retraída y solitaria.  Sin embargo, resistiendo con valentía su trágico destino, durante ese tiempo empezó a escribir su Novena Sinfonía, con una versión coral del ya citado poema.

Su profunda convicción de no darse por vencido, tiempo después lo llevó a escribir: «Me parecía imposible dejar este mundo antes de realizar todo lo que me sentía capaz de hacer...» [1]

Todos estos sucesos de la vida del compositor son relevantes para entender la trascendencia de su obra. Guiado por su intrépida voluntad creadora e independiente, afirmaba que el arte debía estar dedicado a las personas comunes, algo que representaba un modo de pensar extremadamente revolucionario para un músico de aquella época. Y esto sin dudas se ve reflejado en el corazón de esta obra.

El maestro Ikeda escribió en el capítulo «La alegría» de su novela La nueva revolución humana: «La Novena sinfonía es un himno al triunfo, expresa todo el dolor de una vida tormentosa y la santidad de la esencia humana». [2]

La misma es una pieza musical que representa un desafío enorme desde lo técnico e interpretativo para cualquier coro y orquesta que la ejecuta, pero precisamente su belleza estética radica en el espíritu del compositor, quien basó su arte en un profundo sentido de propósito. Deslumbró a infinidad de oyentes y compuso obras maestras que han brindado inspiración a generaciones a través del tiempo hasta que cumplió los 56 años en 1827. Una de sus cartas resume apropiadamente toda su existencia y su ser, cuando expresó que hay «alegría a través del sufrimiento». [3]

En el mismo capítulo, también encontramos estas palabras: «La novena sinfonía fue un destello de libertad e igualdad que penetró el oscuro clima de esa época. Fue un tributo al coraje espiritual: una sinfonía dedicada a toda la humanidad». [4] 

Tal como escribió el maestro Ikeda, una vez más el arte y la cultura nos demuestran que es posible enfrentar de lleno los embates de la existencia y atravesar los sufrimientos más desafiantes para crear algo maravilloso para nuestra vida y la de quienes nos rodean y así componer una espectacular sinfonía de la vida.

Citas:

1  Beethoven: Cartas, diarios y conversaciones, traducción de Michael Hamberger. Thames and Hudson, Londres, 1951, pág. 49-51.

2 IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, Buenos Aires: Azul Índigo, 2012, vol. 5, pág. 84. 

3 Durch Leiden Freude. De una carta a la condesa Erdody, fechada en octubre de 1815.

4 IKEDA, Daisaku: La nueva revolución humana, Buenos Aires: Azul Índigo, 2012, vol. 5, pág. 85.

© Humanismo Soka - 2024

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