Humanismo Soka
Las emociones: nuestra brújula interna
Es natural que, en tiempos tan vertiginosos, sintamos intranquilidad en diferentes planos de nuestra vida. De hecho, para intentar estar a la altura de una sociedad competitiva y seguir el acelerado ritmo de los cambios tecnológicos, cada vez son más numerosas las personas que manifiestan trastornos físicos o emocionales causados por estos factores. Hoy en día, se habla mucho de la “ansiedad”, pero ¿a qué nos referimos exactamente?
Como seguramente sospechamos, la ansiedad está profundamente conectada con nuestras emociones, esas señales internas que nos preparan para reaccionar ante el mundo. Según el psicólogo Daniel Goleman, todas las emociones son impulsos para actuar, planes instantáneos que nos ayudan a enfrentar la vida.[1]
Por ejemplo, el miedo es una emoción que aparece cuando percibimos un peligro: nos prepara para huir o defendernos. Pero la ansiedad es diferente, porque se trata de una respuesta ante amenazas futuras, muchas veces vagas o desproporcionadas. Es como vivir en alerta constante ante lo que "podría pasar". ¡Quizás nos resuena!
Sin embargo, la ansiedad no siempre es mala. En dosis adecuadas, puede ayudarnos a prepararnos para enfrentar desafíos, como un examen o una entrevista laboral. A este tipo de ansiedad se la suele denominar como «funcional», por lo que no tenemos por qué temerle. Es incluso necesaria para desenvolvernos en la vida diaria, resolver conflictos y nos vuelve alertas de posibles peligros.
Pero cuando se vuelve intensa o frecuente, puede afectar nuestro bienestar físico, emocional y social. Y es aquí cuando tenemos que poner atención. A este tipo de ansiedad, se la llama «nociva o disfuncional». Puede suceder que a veces “no seamos conscientes de ello en el momento en que estamos ansiosos, pero cuando nos hallamos en un estado de ansiedad pensamos, sentimos y nos comportamos de manera distinta”, como afirman Aaron Beck y David Clark.[2]
Es importante aprender a distinguir estas dos clases de ansiedad para poder fortalecernos y desarrollar un manejo saludable de nuestras emociones. Parte de esto implica dar voz a lo que sentimos, teniendo el coraje de dialogar para pedir ayuda cuando sea necesario.
El enfoque budista sobre la salud
Existen diferentes acciones que podemos realizar para mantener un ritmo de vida saludable, que nos permita hacer surgir una tremenda fuerza vital interior, que, desde el punto de vista del budismo, es lo que determina todas las cosas. Para esto, hacer el esfuerzo de renovarse a uno mismo constantemente nos permite gozar de existencias activas, revitalizándonos mental y físicamente. Es por esto que zambullirnos en un proyecto o actividad nueva que nos entusiasme es importante. Cuando tenemos una motivación o nos comprometemos a realizar algo, hacemos surgir una fuerza interior que el estrés o la ansiedad no pueden vencer, a diferencia de cuando tenemos la mente en blanco y bajamos la guardia, permitiendo que se abran grietas en la «armadura mental» que nos protege. Entonces, podríamos decir que no debemos ser pasivos, porque esto nos deja expuestos. Buscar el desafío y avanzar hacia la realización de nuestros sueños: la determinación y pasión nos dan la fortaleza de superar cualquier cosa. Por eso es tan importante que tengamos una meta satisfactoria en la vida y una profunda filosofía sobre la que basar nuestra existencia.
Quizás puede parecer demasiado simple ponerlo en estos términos. Sin embargo, nuestra fuente interior de vitalidad es lo que define el triunfo o la derrota.
Hacer del drama, comedia
La mejor manera de vencer la ansiedad es adoptando una actitud positiva y optimista. Además, el buen humor y la risa pueden contrarrestar la ansiedad. Incluso físicamente, cuando nos reímos, la respiración profunda se torna «abdominal», lo que permite incorporar más oxígeno, activa la circulación de la sangre, y nos ayuda a relajarnos. El cerebro, en este proceso, genera una hormona que tiene efecto analgésico y estimula el sistema inmunológico. El filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804) escribió: «[Cualquiera sea la causa que la provoque,] la risa implica una sacudida en los músculos que intervienen en la digestión, lo cual beneficia mucho más que la sabiduría del médico».[3] Por supuesto, si la situación nos afecta, siempre que necesitemos ayuda es importante acudir con los profesionales, así como iríamos al médico por una dolencia física.
Por otro lado, las personas más propensas a padecer síntomas de estrés como los que provoca la ansiedad, tienden a preocuparse en exceso por el «qué dirán», a pesar de que esta preocupación no hará que otros nos brinden la felicidad que deseamos. Cada uno, como protagonista de su propia historia, tiene la posibilidad de decidir y avanzar según sus propias convicciones. Ser auténticos nos fortalece. La práctica de Nam-myoho-renge-kyo permite a cada persona extraer su potencial inherente y transformar positivamente su mirada hacia la vida, consolidando una convicción interior que nos da sabiduría para discernir los pensamientos negativos o preocupaciones en coraje y felicidad para vivir.
¿Cómo reaccionamos ante el estrés o la ansiedad?
Muchas veces, para afrontar las sensaciones que nos genera este estado de ansiedad, intentamos taparlo con otras cosas. Por ejemplo, hay quienes beben o comen para compensar las frustraciones, aunque terminen dañando su salud. Una comida nutritiva, acompañada de un buen descanso, también un baño tibio o ejercicios adecuados sí pueden ayudarnos. Aunque sintamos que «no tenemos tiempo», es importante encontrar la sabiduría para introducir un refrescante cambio de ritmo en nuestra vida, aunque no se trate de más de 10 o 15 minutos para dedicarnos a hacer algo que disfrutemos en el día. También es importante distinguir entre «esfuerzo» y «exceso»: el esfuerzo serio se caracteriza por el progreso firme, acorde a la razón, pero si uno se exige más allá de sus límites sin escuchar su sabiduría interna, no podrá mantenerse en pie por mucho tiempo.
Por otro lado, hablar es sumamente relevante. Si tenemos alguien de confianza con quien podamos compartir, somos realmente afortunados. Y si queremos ayudar a las personas, una de las mejores cosas que podemos hacer es decidir ser buenos oyentes, que escuchan con paciencia, en silencio, mostrando comprensión.
La capacidad de preocuparse por los demás es la fuente de energía de la cual emana la verdadera salud.
¿Qué hacer ante síntomas de ansiedad?
Algunos puntos a tener en cuenta pueden ser:
Descansar por la noche las horas necesarias con una correcta «higiene del sueño», como puede ser dejando las pantallas una hora antes de dormir para en cambio leer un libro utilizando luz tenue, y procurando acostarse siempre a la misma hora.
Además, la alimentación equilibrada junto a una correcta hidratación es otro factor que tiene mayor incidencia que la que imaginamos.
Técnicas que pueden ayudarte en caso de sufrir ansiedad:
1) Técnica de respiración 4-7-8
Esta técnica ayuda a calmar la mente y el cuerpo:
Inhalar lentamente contando hasta 4.
Retener el aire mientras cuentas hasta 7.
Exhalar despacio contando hasta 8.
Se puede repetir este ciclo 4 o 5 veces para notar la diferencia.
2) Ejercicio de los 5 sentidos
Cuando sientas ansiedad, este ejercicio te ayudará a volver al presente:
Observar 5 elementos que puedan verse en el lugar en que uno se encuentra, como una silla o una ventana;
Buscar en el ambiente 4 sonidos que puedas escuchar;
Identificar 3 cosas que puedas tocar y sentir su textura, preguntarse ¿cómo es?;
Buscar 2 cosas que puedas oler;
Pensar 1 cosa que puedas saborear.
3) Consultar a un profesional:
Si los síntomas son intensos o persistentes, buscá apoyo profesional. Hablar con un psicólogo puede marcar la diferencia.
Decidirnos a triunfar sin falta
En una oportunidad, el maestro Daisaku Ikeda expresó: «En la vida ocurren situaciones muy diversas. Es más, la existencia misma es una sucesión interminable de cambios. Lo que cuenta, en definitiva, es no ser vencidos por nada, seguir luchando y no perder la esperanza.
La vida es una lucha contra nuestra tendencia interna a bajar los brazos cuando las cosas se complican, a transigir y a conformarnos con menos. Por favor, triunfen en la batalla contra ustedes mismos, jurando no ser derrotados y no rendirse jamás.
No esquivemos las dificultades. Tenemos que triunfar sobre los problemas y los sufrimientos. Depende de nosotros crear nuestros propios tesoros a través del esfuerzo personal. «Soy feliz. ¡He triunfado!». Los que pueden afirmar esto con convicción, los que han creado supremo valor en la vida, son personas que irradian el brillo de una personalidad sublime».[4]
[CITAS]
[1] GOLEMAN, Daniel: La Inteligencia emocional, Buenos Aires:Penguin,2021, 6ta ed, pág. 24.
[2] CLARK Y BECK: Manual práctico para la ansiedad y las preocupaciones: Desclée De Brouwer: 2018, pág . 36
[3] KANT, Immanuel: Anthropology from a Pragmatic Point of View, trad.por Mary J. Gregor, Martinus Nijhoff, La Haya, 1974, pág. 129.
[4] IKEDA, Daisaku: La Sabiduría para ser feliz y crear la paz vol. 2, Buenos Aires: Azul Índigo, 2019.